Cada uno recibió una sentencia de más 100 años en prisión tras ser encontrados culpables del homicidio en 2013 de Gabriel Soto, un estudiante egresado de la preparatoria Garfield del Este de Los Ángeles becado para estudiar y jugar fútbol americano en la Universidad Lincoln de Missouri.
"Tendrán el resto de sus vidas para pensar sobre su pobre inteligencia", les dijo el juez Stephen Marcus a los tres pandilleros a los que este lunes sentenció a más de 100 años en prisión (cada uno) por el asesinato de un joven de la preparatoria Garfield del Este de Los Ángeles, Gabriel Soto, una promesa del fútbol americano.
Jonathan Joseph González, de 30 años, Roque Solís, de 32, y Anthony Aaron Gabriel, de 27, fueron declarados culpables del homicidio de Soto, de 21años, ocurrido el 25 de mayo de 2013.
Los tres sentenciados eran miembros documentados de una pandilla del Este de Los Ángeles que ese día llevaron a cabo un tiroteo en la cuadra 600 de South McDonnell Avenue, como señala la acusación criminal.
Gabriel Soto era un joven egresado de la preparatoria Garfield que fue becado para estudiar y jugar fútbol americano en la Universidad Lincoln de Missouri. Ese día había acudido a una fiesta en el lugar donde los pandilleros desataron una balacera.
"Él no tenía ninguna participación en ese loco mundo de las pandillas", mencionó el juez sobre la víctima.
González y Solís fueron señalados como los que dispararon sus armas de fuego en contra de quienes estaban en la fiesta, mientras que Anthony habría planeado el tiroteo y conducido el automóvil en el que se dieron a la fuga luego de matar a Soto y herir a otra persona.
Entre los tres sumaron una condena de 411 años. González recibió una sentencia de 173 años en prisión, mientras que Solís 129 y Anthony 109. Ninguno podrá salir en libertad condicional. "Son sentencias largas porque así deberían serlo", recalcó el juez Marcus.
En la audiencia judicial estuvo presente Sylvia Soto, madre de la víctima, quien hizo una corta, pero emotiva declaración: "Tres hombres que no lo conocían, a quienes no les importaba nada, se llevaron la vida de mi hijo y me condenaron a una vida de dolor y sufrimiento".
El juez calificó el asesinato de este joven como un crimen de "gran violencia" que fue motivado por una "mentalidad de pandilla".
Soto era el único miembro de la familia que había podido terminar la preparatoria y estaba listo para que en la temporada de 2014 integrara el equipo de fútbol americano de la universidad donde estudiaba ingeniería.
Los abogados defensores de los pandilleros indicaron que planean apelar el fallo judicial, ya que según ellos, no existe evidencia forense o testimonios que prueben que sus clientes sean culpables del asesinato.
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